Resumo de Narraciones Extraordinarias (ii)

EL POZO Y EL PENDULO narra una serie de torturas concebidas por Poe y que sitúa en un calabozo toledano de la Inquisición española. El hereje despierta en la oscuridad de un calabozo y gracias a un tropezón casual, evitar caer por el pozo que le tenían destinado. Tras beber agua en la que han introducido narcóticos, despierta atado y ve cómo desde el techo avanza poco a poco un péndulo en forma de afilada guadaña. Las mordeduras de las ratas, más valientes a cada instante, deterioran sus cuerdas y consigue librarse cuando la guadaña ya cortaba su piel. Pero hay una nueva tortura: las paredes comienzan a estrecharse y amenazan con empujarle de nuevo al pozo. La llegada de tropas al rescate detiene el mecanismo y el protagonista se salva.
LA MASCARA DE LA MUERTE ROJA cuenta la fiesta de carnaval que celebra, aislada en su castillo, la oligarquía de una región asolada por una peste que deja las caras ensangrentadas. A la fiesta se añade una llamativa máscara que, tras quitarse el disfraz, muestra ser la propia muerte y todos acaban luciendo en sus carnes lo que Poe llama "rocío sangriento".
EL BARRIL DE AMONTILLADO presenta una nueva idea de muerte terrorífica: Montresor, harto de las injurias de Fortunato, decide vengarse y, en una noche en que éste está borracho, le conduce a su bodega para darle a probar un vino amontillado, pero lo que hace es inmovilizarle y emparedarle lentamente, ladrillo a ladrillo, sin prestar atención a sus súplicas.
EL GATO NEGRO trata lo que Poe denomina el espíritu de perversidad (al que dedicara otro cuento titulado así), que sería algo así como el impulso a cometer algo que sabemos que está mal simplemente por el hecho de que sabemos que está mal. Así, el protagonista, deja tuerto a un gato que ronda por su casa. Poco después, se produce un incendio que destruye su casa y el gato queda impreso en la pared por una extraña mezcla de yeso fresco y combustión. Después, en otra vivienda, aparece otro gato, con el ojo tuerto como el primero, que trata cariñosamente al protagonista sin conseguir de éste más que un odio cada vez más feroz. Al intentar matarlo, su esposa se interpone y él la mata de un hachazo y empareda el cadáver. Cuando viene la policía a investigar la repentina ausencia de su mujer, no son capaces de descubrir nada. Entonces el protagonista da un golpe fanfarrón en la pared donde oculta el cadáver y el gato (que, sin quererlo, había sido emparedado con el cadáver) se echa a maullar y sirve de pista incontrovertible para que la policía descubra el cadáver y le detenga.
En EL CORAZON DELATOR un hombre (hiperestésico y no loco, según dirá) mata a su vecino y lo oculta detrás de unas maderas. Un policía, que ha oído un ruido, viene a asegurarse de que no pasa nada. Convencido de que ha sido una falsa alarma, el policía se detiene a charlar con el asesino y éste comienza a oír unos latidos (de su propio corazón, se supone) que cree que vienen del muerto. Creyendo que le han descubierto y que están alargando su agonía culpable, el asesino se delata para poner fin a su angustia.
En EL DEMONIO DE LA PERVERSIDAD se vuelve a definir ese impulso a hacer cosas malas simplemente por saber que no se deben hacer. Un hombre intoxica unas bujías y hace que muera un familiar, cuya herencia pasa a ser suya. Años después, viendose a salvo pues todo el mundo ha tomado la muerte por natural, se obsesiona con la idea de que la única forma de que pudiera llegar a conocerse el crimen es que él mismo se delatara. Tanto se obsesiona con esta idea que acaba convirtiéndose en un impulso irrefrenable y confiesa.
En EL HOMBRE DE LA MULTITUD el narrador se ve repentinamente fascinado por la multitud urbana y empieza a observar personas y grupos. Un viejo desaseado y malvestido le llama la atención y comienza a seguirle, tratando de saber a algo de él, pero acaba renunciando y resolviendo que hay personas que no se dejan leer.
WILLIAM WILSON es la historia de un hombre libertino que, desde la época del colegio, sufrela presencia inoportuna de un hombre parecido a él que pone al descubierto sus manejos y trata de rehacer sus malos actos para convertirlos siempre en buenos. Al querer deshacerse de este hombre en un duelo, Wilson se ve a sí mismo muriendo frente a un espejo.

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