Resumo de The Music Of Chance

Por Pablo García Mejía

¿El azar reina sobre todos los seres humanos y las cosas que existen sobre el planeta Tierra? ¿Somos todos los individuos hijos del azar? Si hacemos una pequeña y fácil cuenta nos encontraremos que ninguna de las personas existiríamos sino hubiera intervenido el azar en el encuentro con nuestros padres, abuelos, bisabuelos o tatarabuelos, hasta donde sepamos de nuestras existencias hacia atrás y, entonces, la pregunta obligada es: ¿Existe Dios? o ¿Dios es el azar?

Para Jim Nashe, un hombre abandonado por su esposa y con un trabajo mediocre de bombero no había otra cosa que pensar, mas que en un golpe de suerte; cuando se presentó ante él un abogado que lo estaba buscando desde seis meses atrás para entregarle la herencia que su padre le había dejado por 200 mil dólares. Su padre lo había abandonado a él y su hermana desde que él tenía 2 años de edad y, jamás lo volvió a saber de su existencia, hasta ese inusitado día en que se presentó el abogado con esa noticia que cambiaria radicalmente su vida.

En realidad 200 mil dólares era una pequeña fortuna que bien invertida daría mayores frutos; sin embargo, para Nashe era la ocasión de realizar cosas inimaginables, era la posibilidad de actuar con libertad absoluta sobre su persona. No obstante, la libertad lleva siempre consigo a la insensatez o tal vez sean intercambiables y en realidad sean las siamesas que juntas logran la felicidad, aunque muchas veces esa felicidad sea efímera, pero eso no tiene vuelta de hoja: ¿es oro o no es oro?, y si es oro, entonces vale la pena vivirla a cualquier precio.

Jim, arregló todo, regaló la mayoría de sus pertenecías o las malbarató, no importa; dejó asegurada a su pequeña hija con un fideicomiso; compró un automóvil Saab rojo y se dedicó a vagabundear un año sin destino por las carreteras de la Unión Americana: el norte de Estados Unidos, Nueva York, Nueva Inglaterra; los desiertos del Oeste, la costa, Miami Beach, Las vegas; el profundo sur, Louisiana, Atlanta. Hasta que llegó un día especial y único cuando apareció Jack Pozzi tambaleándose por la orilla de la carretera en esa hermosa mañana de verano y Nashe sin pensarlo mucho le dio un aventón. A partir de ese momento todo daría un súbito giro y el azar con toda su majestuosidad se haría presente: ahora el azar convertido en destino sería el amo del juego y jugaría una extraña e inusitada partida de pokar con estos dos personajes.

La música del azar: vivimos en un era en que consumimos el crimen más grande que se puede cometer y es el crimen contra nosotros mismos: ¿cuántas veces hemos matado a nuestras ilusiones? ¿cuántas veces hemos podido vivir intensamente hasta el tuétano de la vida y no lo hemos hecho? Vivimos de acuerdo a los convencionalismos de nuestra época y de la sociedad a la que pertenecemos y, muy pocas veces nos atrevemos a ser nosotros mismos. Quizás en nosotros haya un actor o actriz, un poeta o poetisa; tal vez, simplemente alguien que quiso conocer al mar y pasó la vida en medio de la ciudad o del pueblo, en las montañas o el desierto sin siquiera intentar marchar hacia la realización de su ensueño.

Es por esa razón que Paul Auster es el escritor de nuestra época quien ha descubierto que el azar conlleva una música, sí, una música extraña; sólo que hay que saberla escuchar y tener el valor de seguir su ritmo. Esta música nos llevará a lugares y situaciones insólitas si nos atrevemos a llevar la pauta que marca su armonía y al término, habremos vivido en concordancia con nuestro destino sin luchar contra él, no importa que sea o no un final feliz. Lo importante es que cumplimos con la vida hasta el límite de nuestras posibilidades, dándolo todo, sin dejar nada en el fondo de la botella de la existencia que se nos regaló para que agotáramos todo su contenido de uno o varios sorbos.

Paul Auster. La música del azar. Editorial Anagrama. Traducción del inglés al español de Maribel De Juan. Barcelona, España, 1990. 251 pp.

Pablo García Mejía
Ciudad de México

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