El Fantasma De Canterville
(OSCAR WILDE)
En la Inglaterra Victoriana, Wilde, recrea una ingeniosa sátira, vestida con ropaje de humor y poesía, que ornamenta una brillante critica social a la clase alta de Inglaterra versus la Norteamericana y alabanza a la especie humana. Asistimos al enfrentamiento de: Lo fatuo versus lo pragmático. Lo tradicional versus lo moderno. La monarquía versus lo Republicano y sin embargo, como seres humanos, iguales, en el convencimiento que: El amor es más fuerte que la vida y que la muerte.
Efectivamente, en contra de toda la aprehensión de la aristocracia inglesa, el ministro norteamericano, mister Iram B. Otis, adquiere el castillo de Canterville con fantasma y todo, y se instala con su numerosa, recia y saludable familia: Su esposa Lucrecia y sus hijos: Washington, Virginia y los gemelos.
Sir Simón Canterville, que en vida había asesinado a su propia mujer, lady Leonor de Canterville, ahora victorioso espectro, con un historial de más de 300 años causando pavor, se preparó para dar fácil cuenta de los norteamericanos y para ello hizo gala de sus mejores trucos, exitosos, como lo avalaba, el reguero de victimas a su haber; sin embargo, chocó, frontalmente, con el pragmatismo y materialismo de la familia Otis. Con especial, énfasis, en ?los semillas de maldad?: Los gemelos. Los cuales, aterrorizaron al pobre fantasma.
Presa de la desazón el fantasma, sin razón de ser. Ya que el asustado era él, recibe una inesperada ayuda: A manos de una norteamericana. De la virginal y hermosa: Virginia Otis. Quien, cumpliendo con la profecía, libera su alma atormentada y al fin pudo descansar en paz.
Encuentran su cadáver engrillado en una celda secreta y le dan cristiana sepultura. Tumba, a la cual, visitaba Virginia, ahora convertida en la Duquesa de Chesire al ser desposada por el Duque Cecil Chesire. Virginia, reflexionaba que el fantasma de Sir Simón, ahora su pariente ya que había sido familiar de los Chesire, en agradecimiento, le había regalado un cofre con valiosas joyas; sin embargo, las joyas más valiosas que le había obsequiado, era la comprensión de lo que es la vida, la muerte y que más fuerte que ambos es el amor.
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